El título de este vídeo se refiere a dos elementos del mismo: por un lado, lo que inicialmente se interpreta como un reflejo lumínico resulta ser finalmente una acumulación muy material; por otro lado, toda la acción que se desarrolla en él. En un ambiente de desorden se descolocan libros de forma casi neurótica: un saber que sí ocupa lugar, un saber que se desborda, que se mezcla, entra y sale por lugares insospechados, se malinterpreta a sí mismo… El sujeto intenta manejar un conocimiento que ya no puede poseer, que le sobrepasa, le empequeñece. Vivimos en un mundo que ya no podemos conocer en su totalidad, intentar abarcarlo todo solo podría llevarnos a la locura.
Todo ello se convierte en un juego en el que lo que vemos, la luz, la fuente de la sabiduría, es pisoteada y esparcida; la figura geométrica deshecha en manchas aleatorias. Lo que queda, en la habitación, en el suelo, es el caos, resultado de los caminos trazados.