Creix fascinada per les mans dels altres, i se sent sempre empesa a tocar-les, a palpar-les. El múscul que va del dit gros a l’índex és, per a ella, irresistible: es tanca i s’obre com el bec d’un ocell i s’hi troba tota la força prènsil, tota la poténcia d’una mà. Et pot revelar la capacitat d’una persona, el seu abast, la seva essència. S’hi acumula tot el que aquella persona ha agafat, ha guardat, tot allò de què desitja apoderar-se.
Esta cita de Hamnet de Maggie O’Farrell me ha recordado la tesis del proyecto «A la mà, la memòria«, basado en cómo nuestros cuerpos funcionan como archivo y actúan de acuerdo a una memoria propia. Es muy interesante ver cómo el arte, a través de una mirada poética y especulativa hacia el mundo, abre la puerta a otras formas de entenderlo y de relacionarnos con él. Si el cuerpo también tiene su propio registro, el lugar (preeminente) que se le ha dado a nuestra mente tiene que ser reevaluado, así como el desprecio al cuerpo, vaciado de la magia y de sus «fuerzas ocultas» en los inicios de la modernidad (como explica muy bien Silvia Federici en su libro Calibán y la bruja).