«Niu d’aranyes» nació como espacio de encuentro para la experimentación con técnicas textiles en el 2016, en Can Vies, y poco a poco se fue consolidando como colectivo, hasta su disolución en el 2019 (y digo disolución, ya que sus partículas continúan flotando, reencontrándose y reconfigurándose en el magma social de vez en cuando).
Nuestra inspiración venía del Grup de Mitja Subversiva de La Caníbal, de Violeta Parra, de los trabajos de Jessica Espinoza, de la sensibilidad de Aviv Kruglanski y su labor en el Centro de cultivos contemporáneos de barrio…
Podría decir que se tejieron lazos con otros colectivos e individualidades del barrio y la ciudad, pero la verdad creo que las metáforas relacionadas con el tejido se han usado tanto ya que ocultan y simplifican los procesos a los que hacen referencia. A diferencia del tejido, los procesos políticos colectivos son intensos pero frágiles, y altamente cambiantes en una ciudad como Barcelona. Abrir un espacio de forma constante, cuidarlo y cuidar sus materiales, convertirlo en punto de encuentro estable dentro de la instantaneidad y los cambios de última hora, puede ser una forma sencilla de ensayar procesos colectivos más duraderos, de hacer, pero también de dar espacio y tiempo a reflexionar sobre lo que se ha hecho.
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